Entrar muy trajeado en un restaurante de mucho postín. Sentarse a la mesa en una reunión de célebres gourmets, muy gourmets, muy célebres. Y cuando llega el menú degustación, muy vertical, muy de degustación, sentir una pulsión muy fuerte y gritar muy alto:
"¡la ración del potro,
quien acaba antes ayuda al otro!"
Gastrocuentos imposibles
decuina.net
No hay huevos, peasso hipócrita :-)
ResponEliminaM'he fet la pel.lícula de la situació que expliques i ja ric sol.
ResponEliminaA més la imagino encara més real... Res d'anar massa elegants "que eso ya no se lleva".... Els imagino més moderns, "decontractées"...
Però fins i tot en aquest nou escenari, al que poso alguna cara, l'escena em fa riure igual.
Salut...!
Anónimo, por supuesto que no. Yo soy muy corderito...
ResponEliminaRicard, a tú si que et veig fent-ho jejeje